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En 1960, el Festival de Sanremo fue testigo de la participación por primera vez de una joven cantante que se convertiría en una de las mayores leyendas de la música italiana: Mina. Su interpretación de È vero!, una canción escrita por Umberto Bindi, se convirtió en un momento histórico que dejó una huella imborrable en la música ligera italiana.
Según el sitio oficial de Rai Cultura, Mina, abrumada por la emoción, rompió en llanto durante los ensayos. La intensidad del momento era evidente, pero cuando finalmente subió al escenario para su actuación oficial, regaló al público una interpretación impresionante que cautivó a todos.
Al final de su actuación, la reacción del público fue extraordinaria: llovieron flores sobre el escenario, un homenaje que no recibió ningún otro artista en competencia. Este gesto demostró cuánto había logrado Mina tocar los corazones de los espectadores con su voz única y su interpretación emotiva.
Este episodio marcó el inicio de la carrera excepcional de Mina, quien en los años siguientes se convertiría en La Tigresa de Cremona, una artista capaz de revolucionar la música italiana y dejar una huella imborrable en la cultura musical del país.
Aún hoy, décadas después, el recuerdo de aquel momento lleno de emoción sigue vivo en la memoria de los amantes de la música, testimonio del talento extraordinario de Mina y de su capacidad para emocionar al público con la sola fuerza de su voz.