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Los árabes se referían a Sicilia como Ṣiqilliyya.
La ruta árabe-normanda (o itinerario árabe-normando) es un conjunto de monumentos y sitios culturales ubicados entre Palermo, Monreale y Cefalú, reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 2015. Estos monumentos dan testimonio de la extraordinaria fusión de estilos arquitectónicos e influencias culturales que se desarrolló en Sicilia durante la época normanda (siglos XI-XII), cuando la isla estuvo marcada por una convivencia relativamente pacífica entre gentes de origen árabe, normando y bizantino. El itinerario comprende nueve sitios principales, entre ellos el Palacio Real (o de los Normandos) y la Capilla Palatina en Palermo, las iglesias de San Giovanni degli Eremiti, San Cataldo y la Martorana, el Palacio de la Zisa, el Puente del Almirante y las catedrales de Palermo, Monreale y Cefalú. Lo que hace única la ruta árabe-normanda es la coexistencia armoniosa de diferentes lenguajes artísticos, un reflejo de la rica historia multicultural de Sicilia.
Antes de la llegada de los normandos en el siglo XI, Sicilia estuvo bajo el control de los árabes (principalmente aglabíes, fatimíes y luego calbíes) desde alrededor del año 827 hasta que comenzó la conquista normanda en 1061. Antes de eso, la isla había sido parte del Imperio bizantino (después de la caída del Imperio romano de Occidente) y anteriormente fue disputada por diversas potencias antiguas (griegos, cartagineses, romanos). Sin embargo, en el período inmediatamente anterior a la llegada de los normandos, fueron sobre todo los árabes quienes dominaron Sicilia, convirtiéndola en un centro cultural y político muy activo en el Mediterráneo.
En la época árabe, Palermo se llamaba Balarm.
El arte árabe-normando es el resultado de una extraordinaria fusión de elementos arquitectónicos y decorativos de las tradiciones islámica, normanda y bizantina. Se desarrolló en Sicilia entre los siglos XI y XII, especialmente bajo el dominio normando, que supo aprovechar el conocimiento y la mano de obra árabe heredados del anterior período islámico. Algunas de sus principales características son: - Síntesis de diferentes culturas (elementos arquitectónicos normandos, motivos decorativos árabes, tradición de mosaicos bizantina) - Arcos y bóvedas típicos (arco apuntado u ojival, bóvedas de arista) - Decoraciones y motivos geométricos (incrustaciones de mármol policromado, inscripciones en caracteres cúficos, arabescos) - Mosaicos y decoraciones de estilo bizantino (mosaicos dorados con representaciones sagradas) - Uso de materiales locales (piedras y mármoles sicilianos, madera tallada, estucos de muqarnas) Este estilo, único en su género, se puede apreciar en monumentos como la Capilla Palatina en el Palacio de los Normandos de Palermo, la Catedral de Monreale y la Catedral de Cefalú.